martes, 29 de abril de 2008

El sentido

Crear un blog fue un pretexto extraño para volver a encontrar a ciertas personas que dejé de ver hace tiempo. No son personas particulares, con un nombre y un apellido, aunque también pueden serlo; son más bien cierto tipo de personas que conocí una vez y de las que luego me alejé. He mantenido una distancia, al principio prudente, luego más contundente, finalmente absoluta con un mundo que formó parte alguna vez de lo que era mi vida: noche, encuentros, hablar de poesía y filosofía, música y poesía, qué se yo. No puedo determinar exactamente los motivos, o podría talvez si escribiera muchísimas, muchísimas páginas, pero he de decir que el rasgo que más me caracteriza desde hace bastante tiempo es la pereza. Creo que de los capitales, y no porque me importe mucho el juicio de una religión con la que no comulgo, el pecado que más me distingue es la pereza. Ahora lo digo con seriedad y hasta tristeza, aunque durante mucho tiempo costó aceptarlo. Parece un pecado tan poco atractivo, tan falto de sensualidad; no puedo imaginar a dónde colocan en el infierno a un perezoso. Un perezoso es alguien que pudo pero no quiso, pero en vez de decir "no quiero" dijo "no puedo", o en vez de decir "me da pereza" dijo "me da tristeza". He dejado de hacer innumerables cosas, entre ellas dejar de ver gente, de llamarla, de contactarla, de encontrarla, sólo por pereza. Claro, puedo alguien interpretar en mi comportamiento motivaciones más complejas: depresión, miedo a la pérdida, quien sabe, hay bastantes psicología en el asunto, pero el resultado es que, a la hora de levantar el teléfono o de tomar un ómnibus o de hacer algo, yo prefiero quedarme sentada acá pensando...no, mentira, casi sin pensar, dejándome ir. Claro, este asunto de las relaciones, los vínculos, a la larga contamina toda la vida; en definitiva el rasgo más llamativo, sobresaliente y que genera un verdadero plus en la vida de los hombres es la colaboración, el diálogo, la comunicación, y mantenerse al costado ocasiona pérdidas en todos los frentes, no solo emocionales, también laborales, domésticos, profesionales, y un largo etcétera que tengo pereza de enumerar. Bueno, lo cierto es que he percibido, debo ser bastante ingenuapor no haberlo pensado antes, que no voy a recibir ninguna respuesta en el blog si no aviso a alguien que lo tengo o si no me meto a otros blogs para participar; es decir, también cibernéticamente es necesaria la participación para obtener alguna respuesta del mundo. Creo que esperaba, como espero casi todo, que sucediera una suerte de milagro de azar que hiciera que, por no se cuales medios o motivos, ciertas personas del mundo encontraran mi blog y quisieran intercambiar con él alguna cosa, y yo así, reunirlos nuevamente en este lugar tan poco definido. Visto que esto no sucederá, o que sería muy extraordinario que sucediera, voy a ver qué hago, tengo tanto cansancio...diría Pessoa "siempre una cosa tan inútil como la otra, siempre lo imposible tan estúpido como lo real".
Si fuera por mi, leería todos los días La Tabaquería , sólo para comprobar que alguien entendió esto de lo que hablo: mural.uv.es/jocaji/pessoa.html

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